domingo, 20 de noviembre de 2011

La ley electoral

Sé que esto ya les puede resultar repetitivo, que lo estoy tratando mucho en el último mes, pero es que se van juntando cuestiones que me hacen volver una y otra vez a un tema que además me gusta. Sí, les hablo de los sistemas electorales, nuevamente vuelvo al español, para un «hecho curioso». Hace unas semanas les hablé de cada cuántos censados hay un diputado y al poco tiempo de cuántos votos se necesitan para serlo, y hace un par sobre las apreciaciones de Benegas y la reforma electoral pedida por IU y UPyD. Hoy voy a redundar sobre la idea del sistema de reparto, pero no de los diputados una vez celebradas las elecciones, sino del reparto de diputados por circunscripciones y cómo el método para este no es el mismo que para el de asignar los curules a los partidos.
Voy a comenzar citando la constitución, el artículo 68, dos apartados del mismo:
2. La circunscripción electoral es la provincia. Las poblaciones de Ceuta y Melilla estarán representadas cada una de ellas por un Diputado. La Ley distribuirá el número total de Diputados, asignando una representación mínima inicial a cada circunscripción y distribuyendo los demás en proporción a la población.
3. La elección se verificará en cada circunscripción atendiendo a criterios de representación proporcional.
Así que tenemos la provincia como circunscripción electoral para las elecciones generales al Congreso más las ciudades autónomas (Ceuta y Meilla) como circunscripciones también. La constitución exige un reparto mínimo por distrito electoral (lógico, un distrito sin diputados a elegir es negar el sufragio en ese territorio) y un reparto proporcional de los puestos que sobren tras ese primer reparto del mínimo. Además la constitución exige proporcionalidad dentro de cada circunscripción a la hora de «repartir» los escaños.
Pues bien, tenemos dos veces la palabra «proporcional», cualquiera esperaría que el sistema de reparto proporcional para ambas fuera el mismo, ¿no? Finalmente la idea es cumplir esa «proporcionalidad» en el sistema, y lo homogéneo como criterio no está nada mal.
El legislador en su día pensó de otra forma, así nos encontramos con la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General (LOREG en adelante), que, tras definir el número concreto de diputados en 350 y establecer ese mínimo por circunscripción provincial en «2» (con lo que solo quedan para repartir 248 escaños) utiliza el sistema de resto mayor con el método Hare para repartir los curules entre las provincias (artículo 162.3 de la LOREG). Es el método más generoso con las circunscripciones pequeñas, y eso sumado con un alto mínimo consigue que Teruel, con el 0,32% de la población, tenga 3 diputados en el 2008 (el 0,86% de la cámara), mientras que Madrid con el 13,45% de los habitantes solo tenga el 10% de la cámara. El objetivo fue favorecer la representación de las provincias pequeñas, y no dejar que toda la voz cantante se la lleven tres grandes urbes.
Acá les pongo un cuadro sobre cómo se repartirían los escaños con otros dos sistemas (el conocido D’Hondt y el Sainte-Laguë):
Reparto de Diputados
Reparto de diputados a elegir en cada provincia usando diversos métodos, siempre sobre 350 y con 2 diputados como mínimo por circunscripción (salvo para Ceuta y Melilla).

Elecciones Generales 2008D’HondtSainte-Laguë

Población% Pob.Dip% DipDip% DipDip% Dip
A CORUÑA11327922,51%82,29%82,29%82,29%
ÁLAVA3054590,68%41,14%30,86%41,14%
ALBACETE3921100,87%41,14%41,14%41,14%
ALICANTE / ALACANT18252644,04%123,43%123,43%123,43%
ALMERÍA6466331,43%61,71%51,43%61,71%
ASTURIAS10748622,38%82,29%82,29%82,29%
ÁVILA1686380,37%30,86%30,86%30,86%
BADAJOZ6784591,50%61,71%61,71%61,71%
BARCELONA533251311,80%318,86%349,71%318,86%
BURGOS3659720,81%41,14%41,14%41,14%
CÁCERES4115310,91%41,14%41,14%41,14%
CÁDIZ12073432,67%92,57%92,57%92,57%
CANTABRIA5728241,27%51,43%51,43%51,43%
CASTELLÓN / CASTELLO5732821,27%51,43%51,43%51,43%
CIUDAD REAL5101221,13%51,43%51,43%51,43%
CÓRDOBA7921821,75%61,71%61,71%61,71%
CUENCA2113750,47%30,86%30,86%30,86%
GIRONA7061851,56%61,71%61,71%61,71%
GRANADA8840991,96%72,00%72,00%72,00%
GUADALAJARA2240760,50%30,86%30,86%30,86%
GUIPUZCOA6949441,54%61,71%61,71%61,71%
HUELVA4976711,10%51,43%41,14%51,43%
HUESCA2201070,49%30,86%30,86%30,86%
ILLES BALEARS10306502,28%82,29%82,29%82,29%
JAÉN6647421,47%61,71%61,71%61,71%
LA RIOJA3089680,68%41,14%30,86%41,14%
LAS PALMAS10421312,31%82,29%82,29%82,29%
LEÓN4973871,10%51,43%41,14%51,43%
LLEIDA4140150,92%41,14%41,14%41,14%
LUGO3551760,79%41,14%41,14%41,14%
MADRID608168913,45%3510,00%3810,86%3510,00%
MÁLAGA15175233,36%102,86%113,14%102,86%
MURCIA13921173,08%102,86%102,86%102,86%
NAVARRA6058761,34%51,43%51,43%51,43%
OURENSE3369260,75%41,14%41,14%41,14%
PALENCIA1732810,38%30,86%30,86%30,86%
PONTEVEDRA9476392,10%72,00%72,00%72,00%
SALAMANCA3513260,78%41,14%41,14%41,14%
SANTA CRUZ DE TENERIFE9838202,18%72,00%72,00%72,00%
SEGOVIA1593220,35%30,86%20,57%30,86%
SEVILLA18492684,09%123,43%133,71%123,43%
SORIA935930,21%20,57%20,57%30,86%
TARRAGONA7577951,68%61,71%61,71%61,71%
TERUEL1440460,32%30,86%20,57%30,86%
TOLEDO6396211,42%61,71%51,43%51,43%
VALENCIA / VALENCIA24864835,50%164,57%164,57%164,57%
VALLADOLID5216611,15%51,43%51,43%51,43%
VIZCAYA11414572,53%82,29%82,29%82,29%
ZAMORA1972370,44%30,86%30,86%30,86%
ZARAGOZA9325022,06%72,00%72,00%72,00%
CEUTA766030,17%10,29%10,29%10,29%
MELILLA694400,15%10,29%10,29%10,29%
Abreviaturas: Pob.: Población; Dip: Diputados
Datos sobre las elecciones Generales del Ministerio del Interior, el resto de datos como la tabla son de elaboración propia para bitacora.jomra.es
Si el legislador vio con buenos ojos el método Hare como «proporcional», ¿por qué no lo usó para el reparto de escaños tras las elecciones? De todos los sistemas de reparto existentes (que no son pocos, y tienen sus variantes) el legislador español va corriendo al más mayoritario entre los proporcionales, el conocido Sistema D’Hondt. No solo eso, en el artículo 173 de la LOREG se establece una barrera electoral del 3% (para eliminar toda posibilidad de que un partido pequeño entre al reparto y le pueda tocar algo, con esto se sobrerrepresenta a todos los que sacan escaño) y se establece un sistema mayoritario sin segunda vuelta para Ceuta y Melilla, además de consagrar el reparto menos proporcional posible.
¿Por qué se hizo esto? Porque los que suelen ganar o quedar segundos quieren que el sistema les favorezca, y este, el actual, les ayuda bastante. Además, y esto va para el PSOE y UCD (y sus herederos políticos) fundamentalmente, la suma de circunscripciones pequeñas (favorecidas por el método Hare empleado para distribuir los escaños) y un sistema «menos» proporcional (el D’Hondt es menos proporcional que otros) al otorgar los escaños, aseguraban en cierta medida amplia mayoría para el primero.
La LOREG es heredera de la ley electoral dentro del régimen de Franco (ya muerto él, por supuesto), y con esa parecida ley la UCD casi consigue en 1979 la mayoría absoluta con menos del 35% de votos (para ser exactos, el 34,84% de sufragios le valieron 168 escaños, o sea, el 48% del hemiciclo), ese justamente era el «efecto» buscado por la ley electoral, favorecer a los partidos grandes de nivel nacional (y con ello se ha incentivado dos cosas además: El voto útil y los partidos «atrapalotodo» o coaliciones más o menos grandes). Ellos lo llaman «dar estabilidad al sistema»…
No deja de ser curioso que los mismos que denostan el método Hare para justificar el D’Hondt (y no hacer uno de esos «pequeños retoques» que pide IU y UPyD) no se den cuenta que la propia LOREG ya usa ese sistema como «proporcional» para repartir los 248 escaños entre las provincias. Y si es proporcional para una cosa lo es también para otra.

domingo, 23 de octubre de 2011

La izquierda volátil

Reproduzco un interesante artículo de César Molinas sobre la capacidad de decisión de la izquierda en las elecciones democráticas en España.

LOS VOTANTES CENTRISTAS NO SON LOS FUNDAMENTALES PARA LOGRAR EL TRIUNFO ELECTORAL EN ESPAÑA, SINO AQUELLOS QUE OSCILAN ENTRE EL PSOE, IU O LA ABSTENCIÓN. EL PP PUEDE GANAR, PERO LO TIENE ‘A PRIORI’ CUESTA ARRIBA

[El País][César Molinas 11/11/2007] La creencia de que las elecciones generales en España son decididas por los votantes centristas es incorrecta. La evidencia empírica muestra que estos votantes, definidos como aquéllos cuyo voto oscila entre el PSOE y el PP, tienen escasa relevancia. Los votos decisivos son los de la izquierda volátil,aquellos que oscilan entre el PSOE, IU y la abstención. Esto equivale a decir -y sé que la equivalencia no es obvia- que en las elecciones generales el PP siempre juega en campo contrario: las puede ganar, pero lo tiene a priori cuesta arriba. En este artículo me propongo mostrar que estas afirmaciones y equivalencias están respaldadas por los datos electorales y, también, extraer algunas consecuencias que me parecen interesantes.
En primer lugar, analizaré los resultados de las elecciones generales desde 1982 con el objetivo de cuantificar el voto centrista y el de la izquierda volátil. En segundo lugar, y aunque este artículo trate de elecciones generales, recogeré algunas enseñanzas de las elecciones locales del 27 de mayo pasado. En tercer lugar, me detendré en la relación que existe entre el voto al PSOE, por una parte, y la abstención y el voto a IU por la otra. En cuarto lugar, discutiré hasta qué punto un incremento notable de la abstención en Cataluña puede hacer perder al PSOE las elecciones de 2008. Por último, haré observaciones sobre las estrategias de los dos grandes partidos estatales.
Con una única excepción: en el último cuarto de siglo, España ha votado mayoritariamente izquierda. Desde 1982 ha habido siete elecciones generales. En seis de ellas la izquierda (PSOE, IU y sus antecesores) obtuvo entre un mínimo de 2,3 y un máximo de 3,5 millones de votos más que la derecha (PP, aliados regionales y sus antecesores). Sólo en las elecciones de 2000, que tuvieron la tasa de participación más baja de la actual etapa democrática (69%), la derecha superó en votos a la izquierda: la diferencia fue de 1 millón de votos. En 2000 la izquierda perdió 2,7 millones de votos respecto a 1996, de los cuales 2 millones fueron a incrementar la abstención. Esos 2,7 millones de votos los volvió a ganar en 2004. La derecha ganó 0,6 millones de votos, alcanzando su máximo histórico de 10,3 millones, pero los volvió a perder en 2004. Me parece razonable utilizar estas cifras para cuantificar los colectivos que antes he denominado votantes centristas izquierda volátil. Los primeros pueden estimarse en 0,6 millones, que son los votos que ganó la derecha en 2000 tras una etapa de gobierno en minoría del PP en la que hizo gala de moderación y de buena administración. Esta cifra coincide con los votos perdidos en 2004 tras una etapa de mayoría absoluta en la que la arrogancia sustituyó a la moderación y en la que se tomaron decisiones, como la guerra de Irak, alejadas del sentir de muchos ciudadanos. Cabe señalar que esos 0,6 millones de votos no decidieron las elecciones de 2000: el PP hubiese seguido gobernando aunque no los hubiese obtenido. Lo decisivo fue el desplome de la izquierda por la huida del voto volátil. Estaizquierda volátil puede estimarse en unos 2 millones de electores: los que votaron a la izquierda en 1996, se abstuvieron en 2000 y volvieron a votarla en 2004.
Las elecciones locales de mayo de 2007 ilustran bien que el voto de la izquierda volátil es decisivo en España no sólo en las elecciones generales, sino también en elecciones de otro tipo. En el conjunto de España, y relativo a las elecciones locales de 2003, el PSOE perdió 240.000 votos, pero el PP sólo ganó 38.000. La aplastante victoria del PP en el municipio de Madrid resultó de una pérdida de 139.000 votos para el PSOE y de una ganancia de tan sólo 709 (sí, setecientos nueve) para el PP. La izquierda volátil volvió a decidir, esta vez a nivel local. No hay trazos de un trasvase significativo de votos del PSOE al PP. Además, el carácter decisorio del voto de la izquierda volátil no es un rasgo exclusivo de la actual etapa democrática. En las elecciones de 1933, la izquierda volátil -entonces el anarquismo- se abstuvo. Y ganó la derecha. En 1936, los anarquistas fueron a las urnas y los votos se incrementaron en más de 1 millón. Ganó la izquierda. No tengo ni conozco ninguna explicación convincente de por qué en España la izquierda volátil tiene este carácter decisorio, que no ha menguado ni tan siquiera con la aparición de una numerosa clase media en la segunda mitad del siglo XX. Sea cual sea la explicación, en esto los españoles somos atípicos. En la mayoría de los países de nuestro entorno la alternancia en el poder la deciden los votantes de centro, que votan ora a la izquierda ora a la derecha. Aquí, por algún motivo, somos diferentes.
Paso ahora a desarrollar el tercer punto de mi argumentación. Si bien, según mis definiciones, derecha y PP son casi sinónimos, izquierda y PSOE no lo son. En 1996 la izquierda obtuvo 12,06 millones de votos y la derecha 9,76 millones. En 2004 se repitieron las cifras: la izquierda obtuvo 12,06 millones de votos y la derecha 9,72 millones. En el primer caso ganó las elecciones el PP y en el segundo el PSOE. La diferencia la marcó el resultado de IU, que obtuvo un 11% de los votos totales en 1996, su máximo histórico, tras la memorable pinza Aznar-Anguita, y solamente un 4% del total en 2004. Un análisis estadístico de los datos electorales utilizando modelos sencillos de regresión, que cualquiera puede replicar descargando los datos del Ministerio del Interior en una hoja de cálculo, ofrece los siguientes resultados: 1. Existe una relación estadística muy significativa entre el porcentaje de votos totales válidos que obtiene el PSOE, por una parte, y el porcentaje de participación en las elecciones y el porcentaje de voto a IU, por la otra parte; un aumento de la participación electoral de un 1% causa un aumento del porcentaje de voto al PSOE del 0,6%, mientras que un aumento del porcentaje de voto a IU del 1% causa una disminución del porcentaje del voto al PSOE del 1%.2. No existe ninguna relación estadística significativa entre el porcentaje de votos totales válidos que obtiene el PP y el porcentaje de participación en las elecciones. En román paladino, estos resultados quieren decir lo siguiente: con una participación lo suficientemente alta y con un voto a IU lo suficientemente bajo, el PSOE siempre ganará unas elecciones generales, haga lo que haga el PP. Esta “ley de hierro” fundamenta las afirmaciones y la equivalencia enunciadas en el primer párrafo de este artículo.
Con los parámetros mencionados en el párrafo anterior se puede construir una tabla de doble entrada para estimar el porcentaje del voto total al PSOE en función de la participación electoral y del porcentaje de voto a IU. Esta tabla, que, insisto, todo el mundo puede construirse, muestra que es improbable que el PSOE gane las elecciones de 2008 si el voto a IU se mantiene en el 4% y la participación cae por debajo del 71% (en 2004 fue el 76%). Si el voto a IU subiese al 6%, el PSOE necesitaría una participación del 74% o superior para ganar. Si bien una participación superior al 71% parece probable, una participación del 74% (coincidente con la media histórica) parece más difícil de conseguir. Este mismo tipo de tabla puede utilizarse para evaluar los efectos que tendría un gran aumento de la abstención en Cataluña, como resultado de la sensación de desgobierno que podrían tener los votantes de esa comunidad. Si la participación catalana cayese hasta el 64%, el mínimo histórico alcanzado en 2000, el PSC podría perder 3 o 4 escaños y entonces el PSOE necesitaría una participación mínima del 73% en el resto de España para seguir gobernando, algo que me parece complicado pero no imposible. No pueden descartarse participaciones inferiores al 64% en Cataluña. En este caso, el PSOE lo tendría muy difícil para ganar en 2008.
Para concluir, quiero recalcar que la metodología agregada y “de arriba abajo” usada en este artículo ignora aspectos tan importantes del proceso electoral como la Ley d’Hondt o la incorporación al censo de nuevas cohortes. Sin embargo, considero que es la mejor para obtener una visión de conjunto de la problemática electoral, que muchas veces se pierde en el análisis desagregado por circunscripciones. La izquierda volátil es un conjunto heterogéneo con pocos denominadores comunes, todos ellos negativos. Es común su rechazo frontal al PP y a todo lo que representa la derecha. Es común también su desdén hacia el PSOE, al que votan tapándose la nariz cuando le votan. Por lo razonado hasta aquí, el objetivo principal de una campaña electoral, de cualquier campaña electoral, en España debe ser para el PP que no vayan a votar los que le detestan y para el PSOE que acudan a las urnas los que le desprecian. ¿Son consistentes sus estrategias electorales con estos principios?